martes, 26 de enero de 2010

Fiesta de disfraces


Desde chico siempre me gustó escribir, narrar mis vivencias, mis anécdotas como parte del camino que he sabido recorrer por el mundo atrás de un balón, para aprender esa historia tan universal in situ. Porque si tengo que calificarme entre muchos adjetivos me ubico como un romántico de la vida que encontró en una profesión que es el Fútbol, la posibilidad de ir en busca de un elemento esencial en la conducta de la raza humana, que es el aprendizaje en la convivencia con la especie. En mis más de diez años como futbolista profesional, en esta década de vestirme con ropas cómodas para la transpiración, de disfrazarme en mi propio “super héroe” cada tarde y domingo de trabajo, he querido acercarme a todas mis grandes interrogantes sobre la vida y no he encontrado mejor respuesta a mis inquietudes en cada uno de mis viajes, en cada una de mis aventuras en regiones tan distantes a nuestro quechua oriundo, en cada parada de aeropuertos y en cada escala que como escalera me conducían al “ Know How” de mis miedos y claras respuestas a mis tantas preguntas sobre la rareza del ser humano; en sus grandes diferencias que son las lenguas y culturas. Tan antagonistas a la que los libros de “Coquito” supieron enseñarme de niño.
Había decidido no volver a hablar mas de la prensa para no cansarlos pero en la ultima semana en Campo un mar me encontré con tres hinchas que me animaron a hacerlo. Bien es sabido mi rechazo y veto a la prensa deportiva. Aunque valga aclarar que no es con todo el gremio pues en todos mis años de carrera si me ha sabido dar amigos y reconocer en profesionales capaces como Eddie Fleishman, Miguel Gutierrez, Gabriel el goico, Omar Ruiz de Somocurcio, Rubén Marrufo, el popular Vocha, Jorge Cruz del diario Depor, Vicente Cisneros gran conocedor de fútbol graduado en ESEFUL como técnico, Walter Arana del Todo Sport, Mauricio Cortez tan honorable como su apellido, mi tío Godoz y el angelito del once, Coqui Gonzalez, Pedrito García de CMD, Carmencita del Castillo del líbero y otros mas a quienes respeto, aprecio y no necesariamente tienen que conocer el consultorio de mi viejo, como un resentido social, valiente a puntas de “cachetada” con su cagón apelativo del bombardero afirma. Bien es sabido porque he hecho público mi rechazo por como se maneja la prensa escrita en sus turbios intereses y por la poca capacidad de análisis y conocimientos en dominios de temas específicos. Y no me escondo desde mi sucio, escritorio, apolillado por el odio y el resentimiento, el complejo y el rencor de tener un padre fracasado como coach que nunca pudo dirigir por incapaz.
Para ser abogado o ingeniero hay que ir a la universidad y comerte 10 ciclos de la materia. Para ser periodista efectivamente también hay que estudiar la carrera pero para hablar de fútbol o deportes en general, no basta con el bachillerato en ciencias de la comunicación o en periodismo. Es decir, para ser un leído critico o analítico político hay que ser sociólogo, o diplomático, o haber estudiado ciencias políticas. Por lo mismo para hablar de fútbol como disciplina hay que al menos tener el titulo de entrenador para dominar aspectos tácticos y metodologías de entrenamiento, hay que al menos conocer lo mínimo de preparación física, de medicina deportiva, de nutrición, de estadísticas mundiales no en resultados históricos como bien sabe el buen “Danielito” sino mas bien en datos que puedan servirle a un estratega para definir como jugarle al rival.
Nuestra prensa deportiva esencialmente la escrita adolece de muchos conceptos por lo que leo y no están preparados para orientar al hincha, porque no tienen la carrera de técnico de fútbol, o en ciencias del deporte, y todo lo contrario a la humildad acumulan demasiada soberbia con ese rollito de ser intocables por ser el cuarto poder.
Si fueran verdaderos especialistas pues entonces que marca de ropa es la preferida de Juan Vargas, o cuantos carros tiene Paolo Guerrero, o cuantos caballos y que bien viste Claudio Pizarro no serian tópicos de análisis ni de comentarios en un medio de comunicación, mas bien les interesaría escribir sobre que bárbaro cuanta masa muscular gano Farfán en todos estos años en Europa, podrían hacer un trabajo de investigación serio para enterarse con cuanto porcentaje de grasa y cual era su antropometría antes de irse a Holanda y como es la de hoy, o podríamos detenernos en observar cuanto mejoro Paolo o Juan o Claudio todos estos años en Europa.
Entonces, lo que necesitamos no solo es golpear por el ángulo mas mediático que son los jugadores, entrenadores y dirigentes. Sino tener esa humildad, que el poder de la tecla no entrega, ser menos orgullosos y con esa honestidad que últimamente nuestra sociedad adolece, recurrir a esa autocrítica que desconocemos y en solemnes votos de dignidad decir que más que periodistas deportivos somos amantes del fútbol.
Que amamos esta redonda pasión, pero, que últimamente sólo nos hemos ocupado a desfogar toda nuestra envidia, nuestro odio y nuestro complejo en cada una de las páginas que hemos sabido imprimir con la sangre ajena disfrazada de tinta en titulares satánicos y sátiros. Que efectivamente hemos estudiado comunicaciones y la mayoría no nos hemos especializado en ningún deporte para opinar con credibilidad y solo hemos decidido centrarnos en hacer noticias de escándalos, novias, burlas, faltas de respeto al ser humano, de crearle dolor a los familiares cuando leen medias verdades o campañas orquestadas para denigrar y dañar a un profesional del deporte en nuestras folclóricas y nada éticas columnas de nuestros diarios, y continuando con esa confesión sincera decir que nuestros fotógrafos solo van a disparar sus flashes para buscar la foto más polémica, o divertida, oportuna para un titular algún día agrio y malvado. Deberíamos con ese mismo martillo de sinceridad saber admitir que vamos disfrazados de periodistas deportivos cuando verdaderamente somos mas comunicadores de espectáculos, faranduleo, fiesta o salsa rosa.
Y lo más triste es que en nuestro paraíso de falacias, hemos terminado por contagiar también a nuestro serio decano y que este antiguo respetado diario en lo que es sus paginas de fútbol va disfrazado de pasquín, con secciones como “juego en corto”, donde una tecla goza a sus anchas vertiendo su odio en forma de cachondeo, de ironía y sarcasmo. Abusando del poder del anonimato, del poder de tener Internet y una PC gratis para publicar su veneno. Creyéndonos bacanes porque tengo el poder de llegar de yapa o disfrazado a tu casita dentro de un prestigioso diario. Y que por su contenido la redacción de fútbol mas parece una fiesta de disfraces ya que muchos de sus redactores antes han sabido colocar sus glúteos en bocones o liberos escritorios y hoy van disfrazados de caballeros serios con supuesta mente una pluma más elegante.
Y tu, buen Carlitos de un solo Vaso junto a tus camaradas ¿de que van disfrazados?