El martes de esta semana, consternado escuchaba como un estadístico reportero, inducía a un muy correcto jugador de la selección Nacional, para que hable de su gran profesionalismo; contra el poco y mal profesionalismo del resto de seleccionados. Felizmente este compañero de profesión no piso el palito. Porque el cambio de los resultados no necesariamente parte por el gremio de los que patean la pelota.
Es que nosotros somos las grandes victimas del deporte. Ojo, que con el don otorgado por un ser supremo de coordinar mejor tus movimientos y así poder dibujar con los pies mejores trazos que otros, no es suficiente. Muchos de los que jugamos al fútbol carecemos de información elemental en nuestra formación. Información de lo que es correcto y de lo que no es correcto. Información básica del porque se hacen las cosas, del porque a inicio de semana realizo un trabajo tipo y de mitad de semana para adelante realizo otro. Información del porque debo de utilizar cada superficie del pie indistintamente de acuerdo a cada golpeo específico del balón. Información de estrategias y de sistemas tácticos, información de filosofía futbolera, de historia futbolera y también de cual es y cual siempre fue nuestra identidad futbolística. Información del porque debo dormir adecuadamente, o alimentarme correctamente.
El futbolista peruano carece también de inversión (salvo algunos clubes como Universitario, Cristal, Alianza Lima, San Martín, Esther Grande Bentín y paro de enumerar), realizan una verdadera inversión en lo que finalmente se convertirá en un “bien Futuro”. Porque eso es el futbolista moderno Un producto que se coloca en el mercado y que te genera muchísimo dinero. Y a costillas de él o de ellos, muchos comen, educan a sus hijos y viven una vida de película que jamás pensaron vivir.
Basta ver a algunos comentaristas de TV que son a lo “Hollywood”, estrellas de comerciales de TV.
Y claro, no basta con bombardear de puros “cañonazos” a los medios de recepción con que el futbolista en el Perú no es profesional. Para mí esto es muy simple, se llama profesional del deporte porque recibes una remuneración económica por un servicio que se presta a una sociedad o empresa. (Que muchas veces en el Perú la percibes TARDE, MAL Y NUNCA).
Entonces, un abogado de prestigio, que factura hasta la vida misma para ganar un “caso”, deja de ser un mal profesional porque quizás bebe unos scotch´s con algunos amigos de profesión, o porque frecuente alguna vez a la semana un lugar público social para distender algún estrés propio del trabajo ¿Acaso un litigante por bailar, reír , llorar, gozar placeres carnales y placeres que Dios con su naturaleza nos ha entregado, deja de ser un buen profesional, un profesional correcto o simplemente un profesional desde el punto de vista que cobra una mensualidad por asesorar a un no litigante? ¡Es decir!
Por favor dejemos de satanizar al futbolista nacido en el Perú. Dejemos de satanizar el fútbol que tenemos, la liga que tenemos. Tenemos lo que hay que tener. El fútbol no esta ajeno a la realidad nacional. El fútbol es y el futbolista es lo que su sociedad es. El futbolista no esta lejano a la idiosincrasia de los que formamos la sociedad. Si un habito de consumo natural en una sociedad es beber cerveza entonces ese humano que algunos creen “humanoide”, beberá cerveza. La clave del éxito esta en orientar, en informar cuando se debe de beber la cerveza y no en aprovechar la poca información que la gran mayoría de nosotros recibimos desde que iniciamos con esto de las pataditas.
Cuando todos sepamos el porque de hacer una rutina, el porque no debo beber más alcohol de lo correcto (porque el alcohol deshidrata y la deshidratación genera las micro y macro roturas de fibras en el paquete muscular)
Simplemente pido que nos den el PORQUÉ. El por qué para poder pelear de igual a igual, con las mismas armas que seguramente si tienen los brasileros o argentinos. Que se creen centros de alto rendimiento o los famosos centros de fondos de inversión, como existen en países del África o Europa, donde visionarios inversionistas crean maquinas de hacer goles. Con porcentajes de grasa mínimos, piernas mejor formadas, más rápidas, más explosivas, mejor coordinadas, más violentas, más fuertes, hombros más sólidos, cabezas más cultivadas. Esto es lo que necesitamos, porque estoy convencido que no por ser malos profesionales somos los últimos de Sudamérica. No por una fiestita perdemos un partido. Porque vaya a saber las fiestas que tiene encima Cristiano Ronaldo, o las botellas de champagne que beberá Drogba.
Porque ser profesional no tiene nada que ver con ganar o perder. Mi postura es que estamos totalmente equivocados si pensamos que no hemos clasificado al mundial por el escándalo del “Golf los Incas”. Eso sería tapar el sol con un dedo, sería ver el árbol y no el bosque. El problema no pasa porque tanto beba, baile, duerma, coma o lo que sea un jugador de alto rendimiento.
Esto es muy simple, sería más fácil pisar tierra, identificar que Perú a nivel sudamericano nunca fue una potencia. Que en nuestros mejores años fuimos como un Colombia de los 90 o un Ecuador de los últimos años. Que tenemos menos triunfos que derrotas y que las veces que fuimos a los mundiales fueron contadas. Que hace muchísimo salvo algunos deportes individuales no ganamos nada a nivel mundial. Que el sistema educativo y deportivo no existe desde su raíz: “El Estado”. Y entonces sería más constructivo enfocarnos en el sistema y en la pobreza de información sobre conceptos de fútbol mínimos.
Es decir, seríamos más competitivos si la gran mayoría por no decir TODOS los que pateamos la pelotita llegáramos al primer equipo listos para ser utilizado por el técnico y no a formarnos y a aprender conceptos de táctica. A mejorar la técnica y la definición. A quizás por primer vez escuchar “palabritas” raras que se utilizan para indicar movimientos tácticos dentro del sistema del parado defensivo – ofensivo del equipo. Como no sucede en todos los equipos de Europa donde las canteras conviven directamente con el primer equipo.
Son los lustrabotas de los de arriba, los recoge bolas, comen juntos, conviven con sus estrellas. Así cuando llegan al primer equipo tienen instalada la mística de la institución. La adaptación a la idea de juego entonces es un proceso instantáneo y la integración al proyecto se logra de manera natural.
Ser profesional es involucrarse con el proyecto del año. Es comprometerse con los objetivos de la institución que hoy te alimenta. Es entregarte a la meta de fin de año. Lamentablemente muchas veces no se sabe cual es “Gran Objetivo”, ni mucho menos se conoce como será el camino y los pasos para lograr esta meta anhelada.
Dignifiquemos nuestro fútbol y dejemos de golpear por el lado más vulnerable. Identifiquemos que el GANAR, es consecuencia de un juego o de un juicio. Ya es hora de pelear de igual a igual, con las mismas armas, con las mismas piernas.
El futbolista peruano carece también de inversión (salvo algunos clubes como Universitario, Cristal, Alianza Lima, San Martín, Esther Grande Bentín y paro de enumerar), realizan una verdadera inversión en lo que finalmente se convertirá en un “bien Futuro”. Porque eso es el futbolista moderno Un producto que se coloca en el mercado y que te genera muchísimo dinero. Y a costillas de él o de ellos, muchos comen, educan a sus hijos y viven una vida de película que jamás pensaron vivir.
Basta ver a algunos comentaristas de TV que son a lo “Hollywood”, estrellas de comerciales de TV.
Y claro, no basta con bombardear de puros “cañonazos” a los medios de recepción con que el futbolista en el Perú no es profesional. Para mí esto es muy simple, se llama profesional del deporte porque recibes una remuneración económica por un servicio que se presta a una sociedad o empresa. (Que muchas veces en el Perú la percibes TARDE, MAL Y NUNCA).
Entonces, un abogado de prestigio, que factura hasta la vida misma para ganar un “caso”, deja de ser un mal profesional porque quizás bebe unos scotch´s con algunos amigos de profesión, o porque frecuente alguna vez a la semana un lugar público social para distender algún estrés propio del trabajo ¿Acaso un litigante por bailar, reír , llorar, gozar placeres carnales y placeres que Dios con su naturaleza nos ha entregado, deja de ser un buen profesional, un profesional correcto o simplemente un profesional desde el punto de vista que cobra una mensualidad por asesorar a un no litigante? ¡Es decir!
Por favor dejemos de satanizar al futbolista nacido en el Perú. Dejemos de satanizar el fútbol que tenemos, la liga que tenemos. Tenemos lo que hay que tener. El fútbol no esta ajeno a la realidad nacional. El fútbol es y el futbolista es lo que su sociedad es. El futbolista no esta lejano a la idiosincrasia de los que formamos la sociedad. Si un habito de consumo natural en una sociedad es beber cerveza entonces ese humano que algunos creen “humanoide”, beberá cerveza. La clave del éxito esta en orientar, en informar cuando se debe de beber la cerveza y no en aprovechar la poca información que la gran mayoría de nosotros recibimos desde que iniciamos con esto de las pataditas.
Cuando todos sepamos el porque de hacer una rutina, el porque no debo beber más alcohol de lo correcto (porque el alcohol deshidrata y la deshidratación genera las micro y macro roturas de fibras en el paquete muscular)
Simplemente pido que nos den el PORQUÉ. El por qué para poder pelear de igual a igual, con las mismas armas que seguramente si tienen los brasileros o argentinos. Que se creen centros de alto rendimiento o los famosos centros de fondos de inversión, como existen en países del África o Europa, donde visionarios inversionistas crean maquinas de hacer goles. Con porcentajes de grasa mínimos, piernas mejor formadas, más rápidas, más explosivas, mejor coordinadas, más violentas, más fuertes, hombros más sólidos, cabezas más cultivadas. Esto es lo que necesitamos, porque estoy convencido que no por ser malos profesionales somos los últimos de Sudamérica. No por una fiestita perdemos un partido. Porque vaya a saber las fiestas que tiene encima Cristiano Ronaldo, o las botellas de champagne que beberá Drogba.
Porque ser profesional no tiene nada que ver con ganar o perder. Mi postura es que estamos totalmente equivocados si pensamos que no hemos clasificado al mundial por el escándalo del “Golf los Incas”. Eso sería tapar el sol con un dedo, sería ver el árbol y no el bosque. El problema no pasa porque tanto beba, baile, duerma, coma o lo que sea un jugador de alto rendimiento.
Esto es muy simple, sería más fácil pisar tierra, identificar que Perú a nivel sudamericano nunca fue una potencia. Que en nuestros mejores años fuimos como un Colombia de los 90 o un Ecuador de los últimos años. Que tenemos menos triunfos que derrotas y que las veces que fuimos a los mundiales fueron contadas. Que hace muchísimo salvo algunos deportes individuales no ganamos nada a nivel mundial. Que el sistema educativo y deportivo no existe desde su raíz: “El Estado”. Y entonces sería más constructivo enfocarnos en el sistema y en la pobreza de información sobre conceptos de fútbol mínimos.
Es decir, seríamos más competitivos si la gran mayoría por no decir TODOS los que pateamos la pelotita llegáramos al primer equipo listos para ser utilizado por el técnico y no a formarnos y a aprender conceptos de táctica. A mejorar la técnica y la definición. A quizás por primer vez escuchar “palabritas” raras que se utilizan para indicar movimientos tácticos dentro del sistema del parado defensivo – ofensivo del equipo. Como no sucede en todos los equipos de Europa donde las canteras conviven directamente con el primer equipo.
Son los lustrabotas de los de arriba, los recoge bolas, comen juntos, conviven con sus estrellas. Así cuando llegan al primer equipo tienen instalada la mística de la institución. La adaptación a la idea de juego entonces es un proceso instantáneo y la integración al proyecto se logra de manera natural.
Ser profesional es involucrarse con el proyecto del año. Es comprometerse con los objetivos de la institución que hoy te alimenta. Es entregarte a la meta de fin de año. Lamentablemente muchas veces no se sabe cual es “Gran Objetivo”, ni mucho menos se conoce como será el camino y los pasos para lograr esta meta anhelada.
Dignifiquemos nuestro fútbol y dejemos de golpear por el lado más vulnerable. Identifiquemos que el GANAR, es consecuencia de un juego o de un juicio. Ya es hora de pelear de igual a igual, con las mismas armas, con las mismas piernas.
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